domingo, 8 de abril de 2012

Cocido





Cuando mi padre guisaba un cocido, lo hacía con la precisión de un ritual antiguo. Era meticuloso en la preparación de carnes, tocinos, verduras, incluso las semillas tenían que ser las adecuadas. Caía la  noche cuando ponía a hervir agua. Depositaba las semillas en un recipiente de cristal, y al hacerlo tintineaban desesperadas en lo que era una irreversible certeza. Mi padre ponía el agua caliente sobre los garbanzos antes de ir a hacer el pan, luego, al día siguiente con más sueño que ganas y un cigarrillo entre los labio comenzaba a crear.
Ingredientes

Agua y sal
½ kilo de garbanzos.
400 gr de morcillo de ternera.
1/2 pechuga de gallina.
1 hueso fresco y otro salado, de los que hacen el caldito blanco.
1 trozo de tocino o panceta. ibérico mejor.
zanahorias, patatas y judías verdes.

Proceso de creación


Ponía los garbanzos,  el agua fría, la carne, los huesos y el tocino,
Espumeaba con esmero  el guiso (quitar la espuma que se aferra a los  bordes del caldo)  dejaba hervir al menos tres horas, que mi padre aprovechaba para leer.
(si queréis ahorrar tiempo lo podéis hacer en la olla exprés, unos 20 minutos, pero es mucho menos romántico y como ya os he dicho, mi padre ponía pasión en sus platos.
Cuando el caldo estaba hecho solía apartar un poco para otra ocasión, la mitad del caldo mas o menos.
Añadía entonces las zanahorias troceadas, las judías verdes y las patatas cortaditas a trocitos. Sazonaba a su  gusto y lo dejaba  cocer a fuego lento.

Sacaba la carne, tocino y huesos y ponía aparte la pringá (que comíamos con las manos untando el pan con el tocino y la carne de ternera), la carne de gallina la solía reservar para hacer croquetas, ¡y a disfrutar!



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