domingo, 20 de enero de 2013

Migas, la de-construcción del pan


Vivimos una época agitada, crispada diría yo. No hace muchos años la cocina que se practicaba en mi casa requería de rituales que forman parte del legado de mi familia.
Cuando mi padre amanecía y nosotros estábamos preparadas para ir a la cama, y nos decía: ”mañana comemos migas”. Era una fiesta.
Entonces nos decía “id a la gloria y coger un pan duro. "La Gloria" era un lugar en la panadería donde se fermentaba el pan. Se le denominaba así porque siempre estaba a la misma temperatura. En invierno era tan agradable que mi padre decía :”aquí se está en la gloria”, y así se quedó denominado el lugar.
No nos acostábamos hasta que no troceábamos el pan. Luego mi padre lo humedecía con agua y sal y lo tapaba con un paño de cocina.
Las migas son de esos platos que cada cual elabora de diferente forma.En cada zona de Andalucía o Extremadura es típico hacerlas de una u otra manera, pero hay algo que es igual en todos los sitios, las migas se comparten en el mismo recipiente donde se elaboran., se comen con los amigos, con la familia, es una fórmula que se disfruta en compañía.Al menos yo lo recuerdo siempre así. Unas migas era el motivo de comes todos juntos


Ingredientes 

1 pan duro 

4 cabezas de ajos 

manteca de chorizo 

agua y sal. 


Proceso de creación

Como ya he comentado antes, primero troceamos el pan y lo humedecemos. Debe quedar mojado del todo pero no empapado. Ponemos una sartén al fuego con la manteca derretida y freímos los ajos enteros, a fuego lento, porque si no la manteca se quema. 

Una vez fritos los sacamos escurridos y reservamos. Añadimos entonces el pan, y secamos las migas. Esto es en lo que consiste su fórmula. Con el fuego no muy fuerte, las vamos moviendo con ayuda de una pala de madera, hasta secarlas. Es un proceso para quitar el agua del pan. Nada más. Pero es lento, necesitas al menos una hora moviendo continuamente. Antes de finalizar se le añaden los ajos. 

Las migas se sirven acompañadas de diferentes alimentos.


 En mi casa se acompañaban con rábanos,

 con chorizo,

con aceitunas partidas que nosotros aliñábamos,
 a veces con granos de granada.
Y disfrutábamos todos juntos de un simple pero exquisito plato














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